Germaine Berton: Entre revolución política y revolución estética (1ª parte)

Agesilaus Santander (@AgesilausSanta1)*

«La mujer es el ser que proyecta la mayor sombra o la mayor luz en nuestros sueños»

Charles Beaudelaire

El 22 de enero de 1923, una joven de 20 años, llamada Germaine Berton, asesinaba a punta de pistola al jefe de los Camelots du roi1, Marius Plateau, en su propio despacho. Los periódicos y la prensa ilustrada de la época no tardarán en recrear el fantasma de la «asesina anarquista». Hasta entonces, Francia había conocido una serie muy limitada de «atentados anarquistas»2 entre 1892 y 1894 inspirados por la teoría de «la propaganda por el hecho». En 1898 los principales gobiernos europeos se reunieron en Roma para definir lo que serán las líneas generales de la política antiterrorista de la época: “todo terrorista es anarquista, todo anarquista es terrorista”. Sin embargo, el sindicalismo de masas de los primeros años del siglo XX, lejos del acto anarquista aislado, cristalizó sus esperanzas en una nueva arma: la huelga general.

En 1924, los integrantes del recién nacido movimiento surrealista, publicaban el primer número de la Révolution Surréaliste. En el fotomontaje de la portada aparecía la foto de Germaine Berton rodeada por el grupo surrealista. En la parte inferior de la fotografia, una cita de Baudelaire ilustraba dos de las grandes pasiones de la época: la mujer y el crimen entendido como pulsión de destrucción. Germaine representaba a la perfección las dos, era la imagen de la «mujer fatal», era la antítesis misma de la mujer que preconizaba la primera ola feminista. En ella se condensaban todas las contadicciones y conflictos de la época: desde el problema social al moral pasando por el estético. Su gesto político era un ataque en toda regla a la moral de una sociedad que había dejado en libertad al asesino de Jaurès y había enviado al matadero a millones de hombres en nombre de la República («cette salope de sang pourri…»). Ella, la garçonne dévoyée, no tuvo el reconocimiento de Louise Michel, fue como una cometa, pero su luz iluminó nuestros sueños, y los sueños de los surrealistas franceses. Pero además, y eso es seguramente lo más importante de su gesto, lanzó una voz de alarma sobre la imposibilidad de desarmar los espíritus más reaccionarios y beligeristas de su tiempo en una Francia donde el nacionalismo y el antisemitismo avanzaban a pasos agigantados: el objetivo final, como veremos en la segunda parte, no era otro que el de reproducir en Francia el experimento fascista italiano. Germaine, apuntó bien, en realidad no se equivocó de objetivo. Ella no fue una indiferente en el sentido que apuntó Gramsci para el país vecino.

PERO QUIÉN FUE GERMAINE? «CE N’EST PAS RIEN DE TUER UN HOMME» DECLARÓ EN SU PROCESO.

Germaine nació el 7 de junio de 1902 en Puteaux, región de Paris. A los 10 años, Germaine y su família se instalaron en Tours por motivos de trabajo. Su madre era maestra y su padre mecánico. Librepensador, admirador de Jaurès y anticlerical, próximo a los radicales de izquierdas, Germaine siempre se sintió muy próxima a su progenitor. De él heredará el ideario social y político. Su escolaridad fue ejemplar. Cuando obtuvo el certificado se matriculó en la escuela de Beaux-arts de Tours con resultados excelentes desde el primer año. Pero tras la muerte de su padre, Germaine tiene 17 años, debe abandonar los estudios. Las relaciones con su madre nunca fueron buenas. Pero el elemento que lo cambiará todo será la Grande Guerre del 14-18, una “guerra total” que se eterniza. Batallones enteros quedaban diezmados en cuestión de días, cuenta Germaine en sus memorias3.

La huella de la guerra marcará para siempre su adolescencia y representará el paso del antimilitarismo a la lucha revolucionaria. Tampoco podemos obviar la infuencia que ejerció la revolución rusa de 1917 en la mentalidad de toda esta generación. En 1918 el gobierno francès de Poincaré, con la Paz de Versailles firmada, continúa enviando miles de soldados en el frente oriental para derrotar a los bolcheviques. En 1919, todavía 2 millones de franceses continuaban la guerra transformada en cruzada militar e ideológica contra el bolchevismo y sus pretensiones internacionalistas en nombre de la libertad, la democracia y el derecho.

Germaine empezará trabajando en los talleres del ferrocarril de Tours. Allí se forjará como sindicalista, al lado de los militantes de la CGT, en esos momentos, la punta de lanza de la lucha sindical. Poco después, entra en los Comités de defensa sindicalistas, un movimiento difuso y descentralizado. Las fichas policiales de la época la describen ya como una incendiaria partidaria de la acción violenta.

En junio de 1920 se establece en París. Germaine tiene 20 años. Si bien en un primer momento se alia con los anarquistas que participan en la fundación del PCF, posteriormente pasa a militar en la Unión Anarquista (comunistas libertarios). El movimiento anarquista francés de esta época se encuentra dividido en dos bloques: los partidarios de la Unión Sagrada (mayoritarios), y los que se opusieron a la guerra o pacifistas (minoritarios). También existen grupos individualistas que consideran que la sociedad no está todavía preparada para la revolución, alegan que exiten demasiados prejuicios y normas de los cuales hay que liberarse antes de pasar a la acción. En este contexto, Germaine buscará su camino, un camino plegado de baches, errancias y desesperación.

En París las cosas no son nada fáciles. Empieza vendiendo periódicos en los cafés para publicar la revista De l’acte individuel à l’acte collectif donde ella misma escribe. En estos artículos Germaine defiende la acción violenta, la venganza social. También escribe en el periódico comunista Le Réveil . En 1921 un artículo suyo «À bas la France militariste» llama la atención de la policía. En él clama a la deserción de los soldados enviados en el frente ruso. La policía que controla y vigila los ambientes àcrates, la describe en sus archivos como una habitual del Café de la Rotonde (Montparnasse), un local donde se reunen (según los informes de la policía) anarquistas, métèques y traficantes de cocaína. El retrato que establece la policía sobre ella es cada vez más oscuro, dando incluso a entender que se prostituye, un cliché más que le colgarán en su contra. En noviembre de 1921 es fichada por primera vez. Después de unos altercados con la policía es castigada a una pena de 3 meses en la prisión de Saint Lazare. Cuando sale se instala en el domicilio de Luis Lecoin y Marie Moaurand. Louis Lecoin es un famoso pacifista y anarquista francés. La pareja la contrata para trabajar en Le libertaire como administrativa, però pronto será despedida por robar dinero y documentos. Se extiende pues el rumor que además de anarquista y prostituta es ladrona. El retarato de Germaine se ensombrece cada vez más. Para ella estos robos no son más que pequeñas expropiaciones a los patronos. Su moral es la de la justicia y la igualdad, la paz y el rechazo de la guerra.

En 1922 asiste a un mitin comunista que se acaba con una pelea generalizada con las fuerzas del orden. Germaine recibe un golpe de sable que le va a dejar una cicatriz de por vida en la pierna. Sin trabajo y sin techo, su vida en París está repleta de obstáculos. Se dedica a tiempo completo a la militancia, a leer y a escribir. Abandona incluso la idea de encontrar un empleo. Su salud tampoco es buena. Su vida sentimental es igualmente caótica. Cada vez más al margen de la sociedad, Germaine vive sin ingresos, como puede, en medio de la bohemia anarquista libertaria del París de los años 20. Entre sus relaciones, destaca un anarquista de nombre Armand, que se suicida al saber que lo envían al frente. Su salud cada vez está peor, los problemas pulmonares, el cansancio y un aborto difícil la dejan exausta. El drama está servido. Estamos en 1923. Germaine prepara la Browning.

1 En 1898, en el contexto del Affaire Dreyfus, Henri Vaugeois y Maurice Pujo fundan el movimiento político francès Action Française. En un primer momento reunió a algunos intelectuales nacionalistas opuestos al parlamentarismo pero republicanos. Sin embargo, con la llegada de Charles Maurras en 1899, la Action evoluciona hacia un “nacionalismo integral”, es decir, monarquia tradicional, autoritaria, hereditaria, antiparlamentaria y descentralitzada. En 1908, los principales animadores del movimiento, Maurras, Léon Daudet y Jean Bainville publican el periódico L’Action française proclamando su voluntad de acabar con el régimen democrático a través del golpe de estado. Paralelamente, crean grupos de acción, Les camelots du roi, con el objetivo de repartir el periódico y crear un clima de violencia propicio para preparar la opinión pública a la guerra contra Alemania. Un número importante de estudiantes e intelectuales (P. Bouget, H. Massis, J. Maritain, G. Bernanos, A. Rousseaux, P. Gaxotte, D. Halévy…etc) mostraran sus simpatías con los métodos violentos preconizados por los Camelots y con el nacionalismo “revanchard” y antisemita de l’Action Française antes y después de la guerra. Cuando Germaine Berton decide asesinar al antiguo sargento e ingeniero, Marius Plateau, secretario general de los Camelots du roi, la extrema-derecha monárquica francesa tiene el viento en popa.

2. Auguste Vaillant (1861-1894), Ravachol (1859-1892), Sante Geronimo Caserio (1873-1894) y Émile Henry (1872-1894) entre los más conocidos.

3. La dionysiaque d’Unam

*Agesilaus Santander forma parte de la redacción de Antagonistas.org