Confinados a la China

Agesilaus Santander (@AgesilausSanta1)*

“L’incertitude, c’est la porte ouverte à l’effroi”

Alexandre Labruffe, Chroniques d’une station-service.

DOMINGO, 15 DE MARZO DE 2020

Atmósfera de guerra en tiempos de paz.

Estamos en guerra contra un virus. La guerra debe ser total, la resistencia colectiva; se llama a la movilización, a la presión social: todo el mundo debe quedarse en casa hasta nueva orden. Todo lo que no sea indispensable debe permanecer cerrado hasta nueva orden. No olvidemos las imágenes de la China y de Italia…ahora nos toca a nosotros. La situación es grave en el mundo globalizado: las bolsas se hunden y las fronteras se cierran. El gobierno y la prensa no para de recordárnoslo 24h/24h. Estamos en plena pandemia, y habrá otras!!! Habrá un antes y un después!!!

Nunca habíamos visto las calles tan vacías, ni durante la guerra comentan los mayores. Estamos ante una situación desconocida. Estamos asustados. Y no queremos morir. Instintivamente aceptamos las órdenes, queremos sobrevivir aunque sea confinados! Sin besos, sin abrazos! Sin pensar!

Colgamos de un hilo, nos queda poco, pero cuánto?

No lo sabemos, la información viral circula más rápida que el propio virus. Parece que virus y viral se dan la mano, son dependientes. Todo depende del narrador: controla el ritmo, le pone el tono y el color final. La fiebre y los problemas de respiración son los primeros síntomas dice el narrador. Un metro de distancia y multas o condenas de prisión para los que no respetan el narrador.

Una historia dramática llena de paradojas.

Es casualidad que el virus –supuestamente- haya nacido en un país donde la información circula poco? En una Ciudad, Wuhan, de 11 millones de habitantes donde la marca francesa Renaut-PSA instaló sus fábricas? Una Ciudad enormemente contaminada que ha conocido distintos episodios epidémicos desde los años 2000: gripes porcinas, aviarias, etc. Una Ciudad vigilada de donde no sale nadie ni ninguna información sin orden del Estado-Partido: el narrador omnisciente. La mundialización liberal depende de la China. La pandemia sanitaria es la cristalización final de la guerra comercial. Es una pandemia econòmica, otra forma del imperialismo. Los narradores controlan la información…sólo nos cuentan lo indispensable para que la historia avance como pretenden.

Este es un dato significativo: si no como debemos entender que los métodos de confinamiento forzado aplicados en China hace pocas semanas hayan sido imitados por nuestros gobernantes? Es como mínimo una extraña dependencia! Una dependencia paradójica: los médicos comunistas llegan a Europa para salvar la vieja Europa.

Hace un mes la gestión de la crisis en China era interpretado como un revelador más del totalitarismo. Ahora se nos presenta el método de gestión de la crisis como un éxito que debemos imitar, y alabamos el presidente Xi Jinping, quien no cesa de reclamarse de Marx, un Marx 2.0. Pobre Marx, siempre ninguneado!!

En China la única libertad existente es la de enriquecerse y de consumir. Los pocos derechos que mantenia la constitución de libertad de expresión han sido vapuleados con la crisis. La disidencia ha sido confinada!!

Como ya empezamos a ver hacia donde apunta la economía liberal de occidente, el narrador pide perdón a la China. Nos habíamos burlado de Xi Jinping y de la mundialización. Ahora comprendemos que la batalla de China era la nuestra. Estamos en el mismo barco. Debemos reflexionar, corregir nuestro modo de vida y suprimir todo lo que no sea indispensable. Necesitamos un gobierno fuerte, un gobierno global, pide el presidente francés Emmanuel Macron, uno de los narradores. Mañana se reúne el G7 para coordinar la coyuntura económica y sanitaria. La cooperación internacional es indispensable afirman las autoridades europeas y mundiales. Necesitamos –comentan- unas normas comunes para derrotar la incertidumbre, el miedo y la deseperación. El lector inteligente ya imagina –antes del final de la narración- cuales van a ser las normas comunes: libertares suprimidas y democracia en cuarentena.

Por cierto que Johnson también anuncia que habrá sangre y lágrimas: sólo resistirán los más fuertes. Pero ya hablaremos de él otro día si el virus liberal nos perdona la vida. Trump lo dejamos para otra vida por el bien de la humanidad.

Por favor: que no se confunda lo que intento explicar con lo que escribía hoy Vargas Llosa en su tribuna de El País ¿Regreso al Medioevo?

*Agesilaus Santander forma parte de la redacción de Antagonistas.org